Entrevista a Emiliano García-Page, Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
Emiliano García-Page es el presidente de Castilla-La Mancha desde 2015 y un defensor comprometido de la cohesión territorial y el desarrollo sostenible. Su liderazgo ha destacado por la apuesta decidida por aprovechar los fondos europeos, como el Programa FEDER 2021-2027 de Castilla-La Mancha, para impulsar el progreso social, económico y ambiental de la región, especialmente en las áreas rurales y menos favorecidas.
A continuación, abordamos algunas de las cuestiones clave que el presidente ha destacado sobre el impacto de estos recursos en Castilla-La Mancha y las prioridades marcadas para el futuro.
1. En primer lugar, ¿cómo han influido los fondos europeos, como el FEDER, en la imagen actual de España, o particularmente en Castilla-La Mancha?
En España, y no solo en Castilla-La Mancha, es imposible entender la vertebración territorial, las infraestructuras y los servicios sin el aporte de los fondos europeos, y particularmente del FEDER.
Hay que tener en cuenta un factor añadido, que va más allá del aporte económico, y que tiene que ver con la metodología. Es un proceso exigente, con numerosos trámites, pero que establece una disciplina y una dinámica de trabajo rigurosa. Con perspectiva, y gracias al trabajo de los grandes profesionales con los que contamos, esta metodología ha resultado ser un gran beneficio, especialmente para una España que en los años 80 necesitaba fortalecer sus estructuras de gestión.
2. En este mismo sentido, ¿cómo se ha planteado el programa FEDER para el período actual? ¿Cuáles son los sectores prioritarios que se pretenden acometer con este fondo?
En buena medida, seguimos trabajando sobre los mismos ejes que desde el principio, lo que refleja que nuestras prioridades están bien definidas. Los pilares principales son los establecidos por la Unión Europea: sostenibilidad, eficiencia, todo lo relacionado con el ámbito energético, entre otros. En nuestro caso, priorizamos aquellas iniciativas que impactan directamente en la estrategia contra la despoblación y en la lucha por evitar los movimientos forzosos de población.
3. ¿Considera importante para el futuro apoyar el I+D+i y la digitalización en la región?
No debemos considerar la digitalización y el I+D+i como un sector que necesita apoyo puntual, sino como elementos intrínsecos y fundamentales en nuestra sociedad. El "metabolismo" de nuestra sociedad debe ser digital. Recuerdo una reunión de cargos públicos en 1995, en la que prácticamente ninguno de los presentes sabíamos lo que era internet. Hoy en día, es imposible gestionar sin esta herramienta, y lo mismo ocurrirá en el futuro con la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes. En Castilla-La Mancha, hemos interiorizado estos avances como algo estructural, no como simples apoyos externos.
Además, tengo una obsesión particular por la optimización de procedimientos administrativos. Aquí, a diferencia de lo que sucede en otros lugares, estamos a punto de aprobar una ley que establece una "poda burocrática". La burocracia administrativa, ya sea local, nacional o europea, es como una planta trepadora: si no se recorta constantemente, crece sin control.
La inversión en I+D+i ha sido clave para el salto cualitativo de nuestra región, especialmente en el ámbito empresarial. Un ejemplo claro es el sector agrario, donde somos una gran potencia que genera el 18% del PIB regional, la mayor cifra de nuestra historia. En los últimos 20 años, hemos presenciado un gran avance en innovación y en la mejora de los medios de producción.
La sociedad española debe asumir la digitalización y la investigación como elementos estructurales, imprescindibles para su desarrollo y sostenibilidad futura.
4. ¿Cómo apoya el Gobierno Regional a las empresas y PYMES con el apoyo del FEDER?
No solo a través del FEDER, sino con todos los fondos europeos, hemos buscado siempre establecer una relación directa y sólida con el sector privado. En Castilla-La Mancha, hablar de empresas es, fundamentalmente, hablar de PYMES. En España, las PYMES representan el 95% del tejido empresarial, y en nuestra región ese porcentaje es mayor. Sin embargo, no diferenciamos entre grandes y pequeñas empresas, porque en realidad están interconectadas: las pequeñas trabajan en gran medida para las grandes, y estas, a su vez, dependen de las pequeñas. No son compartimentos estancos.
Desde la administración nos centramos en lo que sabemos hacer: construir hospitales, carreteras o universidades, proyectos en los que hemos contado con el apoyo de los fondos europeos. Pero lo que no sabemos, ni debemos hacer, son empresas o actividades económicas; esa es la tarea del sector privado. Para ello, ofrecemos todo nuestro apoyo y recursos.
Todos los fondos, tanto los propios como los provenientes del Estado, se orientan hacia estímulos que beneficien directamente al sector privado, y esta estrategia ha dado buenos resultados. Un ejemplo claro es el éxito que han tenido los fondos Next Generation en áreas como la digitalización y la optimización energética, especialmente en los pequeños negocios, donde su impacto ha sido notable.
5. Recientemente, usted ha comentado que Castilla-La Mancha destina 1 de cada 4€ a combatir la despoblación, ¿qué resultados concretos se están logrando hasta ahora?
La Unión Europea ha asumido, que no es poco, la importancia de abordar los movimientos poblacionales, algo que está plenamente integrado en la Agenda 2030. Este es un fenómeno global: el campo se despuebla rápidamente, ya sea en China, África o Europa. Sin embargo, en nuestro continente estos movimientos generan desequilibrios que a menudo son complejos de gestionar. En el caso de España, sostengo que la verdadera diferenciación no radica tanto en el eje norte-sur, asociado a la dialéctica de riqueza y pobreza, sino en una separación este-oeste.
El crecimiento del país se ha concentrado en gran medida en el arco Mediterráneo, con Madrid como centro neurálgico, lo que ha impulsado infraestructuras y movimientos de población en esa dirección. Castilla-La Mancha, como región ubicada en el centro de este escenario, ha experimentado un crecimiento notable. Desde que contamos con autonomía, hemos aumentado nuestra población en medio millón de habitantes. En los últimos nueve años, bajo mi presidencia, hemos ganado 50.000 habitantes, de los cuales más de 15.000 se han asentado en zonas afectadas por la despoblación, a pesar del descenso generalizado de la natalidad.
Somos conscientes de que las políticas contra la despoblación deben ser estrategias de largo plazo, aplicadas con constancia y sin precipitación. Tanto la prestación de servicios públicos como la construcción de infraestructuras no pueden medirse únicamente en términos de rentabilidad económica. Un ejemplo ilustrativo es el caso de Fuenlabrada, que atiende su población con cinco centros de atención primaria. En comparación, la provincia de Cuenca, con una población similar, requiere 50 centros para garantizar los mismos servicios. Esto pone de manifiesto hasta qué punto hay mucho más presupuesto vinculado.
El objetivo no es solo que la gente permanezca en sus pueblos, sino garantizar que quienes deseen quedarse puedan hacerlo con dignidad, teniendo acceso a los recursos y servicios básicos. Por supuesto, la libertad de movimiento debe prevalecer; nadie debe sentirse obligado a quedarse si su proyecto de vida se encuentra en otro lugar.
En Castilla-La Mancha tenemos esta situación planificada, y hemos dado pasos concretos que nos diferencian. Somos la única comunidad autónoma con una ley específica para luchar contra la despoblación no voluntaria. Sin embargo, echo en falta que este tipo de estrategias se implementen en otras comunidades autónomas o regiones de Europa. Por ejemplo, Castilla y León, con características similares a las nuestras, ha perdido 300.000 habitantes durante el mismo período de autonomía en el que nosotros hemos crecido. La comparación evidencia que, con voluntad política y planificación estratégica, es posible revertir esta tendencia.
6. ¿Cómo interviene la financiación de la Unión Europea, a través del FEDER, en la mejora de la eficiencia energética, la lucha contra el cambio climático o el tratamiento de las aguas residuales de la región?
Tanto el cambio climático como la eficiencia energética y los avances en telecomunicaciones se han integrado profundamente en las exigencias de la Unión Europea y, en consecuencia, en la distribución de los fondos comunitarios. Estos fondos han evolucionado notablemente con el tiempo. Las necesidades iniciales de España, y quizás de Castilla-La Mancha más que de ninguna otra región, eran muy básicas: desde arreglar calles hasta instalar canalizaciones esenciales. Hoy, afortunadamente, estas necesidades han cambiado. Esto demuestra que se han cumplido muchas de las expectativas y objetivos que nos marcamos en el pasado.
En la actualidad, compartimos plenamente las nuevas prioridades de la Estrategia Europea, que se centran en la sostenibilidad, la digitalización, la lucha contra el cambio climático y la transición energética. En este contexto, la gestión del agua es un tema de especial relevancia para nuestra región. Castilla-La Mancha enfrenta una situación delicada en este ámbito, ya que carecemos de recursos hídricos en condiciones óptimas y, en ocasiones, padecemos problemas de contaminación del agua, problemas que no son responsabilidad directa de nuestra región.
Para afrontar esta situación, hemos puesto en marcha un plan permanente, aunque de elevado coste, destinado a implementar nuevos sistemas de depuración.
7. Uno de los objetivos políticos que afronta el FEDER es “Una Europa más social e integradora”, ¿en qué se traduce esta frase para el Gobierno de Castilla-La Mancha?
Diría que la gran aportación que hizo España al entrar en la Unión Europea bajo la presidencia de Felipe González fue introducir el concepto de cohesión. Este principio, que España señaló desde un inicio junto a Portugal, ha sido el pilar sobre el que se han construido muchos otros avances dentro de la Unión Europea. Aunque Europa enfrenta numerosos retos y desafíos, hay una línea constante que confío en que la nueva legislatura europea mantendrá intacta, evitando tendencias centrífugas que puedan debilitarla. La cohesión es, sin duda, un valor esencial que debemos preservar.
Desde iniciativas profundamente humanas, como el programa Erasmus, hasta grandes estrategias económicas y sociales, la cohesión ha sido clave para construir una Europa más unida. El Plan Erasmus, por ejemplo, es un ejemplo brillante de lo que se puede lograr cuando se prioriza la cohesión cívica. Esta idea, concebida por un ilustre manchego, Manuel Marín, cuando era vicepresidente de la Comisión Europea, ha demostrado ser una de las iniciativas más rentables y transformadoras para la Unión Europea.
Además, desde este concepto de cohesión también ha evolucionado la educación en Europa, con hitos como el Plan Bolonia, que permitió estandarizar los principales servicios educativos, comenzando por las universidades. Aunque cada país sigue siendo un mundo en sí mismo, es evidente que en los últimos 40 años se ha logrado un factor determinante: la cohesión en lo esencial.
Sin embargo, no debemos bajar la guardia. En estos momentos existen tendencias políticas que intentan ir en la dirección contraria, poniendo en riesgo los logros alcanzados. Por ello, mantener y fortalecer la cohesión debe seguir siendo una prioridad estratégica para la Unión Europea.
8. ¿En qué se centran actualmente los esfuerzos respecto a la ejecución del Programa FEDER 2021- 2027 para Castilla-La Mancha?
Para nosotros, la cohesión y la lucha contra la despoblación son objetivos prioritarios. No podemos hablar de desarrollo sin garantizar infraestructuras que permitan servicios básicos y generen oportunidades económicas en todo el territorio.
En este sentido, contamos con una ventaja clave que hace 30 años era inimaginable: las telecomunicaciones. Hoy en día, gracias a internet, cualquier empresa puede instalarse en cualquier punto del territorio y operar con las mismas capacidades que tendría en una gran ciudad. Esto abre un mundo de posibilidades para dinamizar nuestras áreas rurales y reducir las brechas de desarrollo.
Nuestra meta es clara: cerrar el círculo del 5G y garantizar el acceso universal a las tecnologías más avanzadas. Además, nuestra apuesta va más allá de lo tecnológico. Queremos que toda Castilla-La Mancha avance hacia el concepto de sostenibilidad, no solo como un compromiso ético, sino también como una necesidad económica. Las regiones, pueblos y comarcas que no adopten un modelo sostenible corren el riesgo de volverse insostenibles. Por eso, el gran objetivo central es construir una región que sea sostenible desde todos los puntos de vista: cultural, social y ambiental.
9. ¿Podría hacer un alegato de la importancia del Programa FEDER en la mejora de la vida cotidiana de la ciudadanía?
La ventaja que tienen los fondos es que han llegado a tocar la fibra sensible y a ser útiles en la vida cotidiana de la gente.
El trauma o el drama para los que tenemos que estar explicándolo es lo difícil que es explicarlo. Por muchas entrevistas que hagamos, un ciudadano sabe cuándo una depuradora, una infraestructura o un servicio está y cuando no está la responsabilidad es del alcalde o del presidente de la comunidad, en muy pocas ocasiones del ministro de turno. Y desde luego no creo que nadie este pensando en un Comisario Europeo cuando se hace o no se hace algo.
Decía Einstein, que los que tenemos el privilegio de la información, tenemos la obligación de opinar y hablar, de no callarnos. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo enorme para que la gente vea que Europa no solo es una entelequia política, que no solo ha cubierto ya el principal objetivo para el que nació que es propiciar décadas de paz. De hecho, las únicas que hemos tenido en nuestra historia en el continente. Sin eso, todo lo demás no existe. Ya ha cumplido el objetivo esencial y lo tiene que seguir cumpliendo.
Además, ha hecho que naveguemos en el mismo contenedor en un mundo de globalización en el que ningún país puede ir por libre. Pero es que hay muchos aspectos que tienen utilidad para la ciudadanía y nosotros lo notamos mucho en los territorios menos urbanos, en el ámbito rural.
Tengo que reconocer que Europa desde el primer momento ha sabido respetar la interlocución soberana de cada estado, incorporando el trabajo de mentalidad regional, las Comunidades Autónomas en España que en cada sitio se llaman de una manera. Esa mentalidad de descender del fenómeno nacional para que, capilarmente, la política europea llegue a todos los rincones, no solo es un acierto, sino es una obligación que debe de seguir hacia delante.